Madrid
Estamos hartas de ver cómo convierten nuestros cuerpos en un mero objeto de consumo y cómo nos reducen a máquinas de parir o provisoras de materia prima.
El estado y el capital que generan situaciones de precariedad y miseria, obtienen negocio a través de nuestros cuerpos, a través de la compra-venta de óvulos y de los vientres de alquiler sometiendo nuestro cuerpo a serios problemas físicos y psicológicos, ya sea por la excesiva hormonación requerida para la mal llamada donación de óvulos o pasando un embarazo como es el caso de los vientres de alquiler/gestación subrogada.
No nos valen sus falacias disfrazadas de libertad, frases sobre los beneficios hacia las personas que no pueden tener hijos o sobre la elección libre de someterse a estos tratamientos. No hay libre elección en un sistema donde se sufre el chantaje constante de la aceptación del sistema que te imponen o mueres de hambre, no existe libertad de elección en un sistema que se sustenta y se construye en base a las opresiones de sexo, raza, clase…
No somos mercancías, ni somos recuperables por los cauces de estatales.
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